Las constelaciones familiares es una herramienta de sanación creado por el alemán Bert Hellinger.

Han tomado fuerza estos últimos años al ser reconocidas como una terapia sistémica que nos puede ayudar para nuestra sanación. 

En mi experiencia personal, desde el 2013 conozco las constelaciones familiares y al estudiarlas, participar en ellas, tanto individualmente como en grupo, y ahora al realizarlas para otros; ha sido una experiencia reveladora y transcendental que ha acompañado mi día a día, en mis decisiones y en mi conexión con mi linaje, tanto para afrontar los desafíos de la vida, como para apreciar los momentos de gracia y gozo que vivo. 

Ahora con los principios de la física cuántica, se llegan a explicaciones más lógicas de las constelaciones familiares y lo que para mí, todas constituyen un campo cuántico de información, que recomiendo sea con personas expertas que sepan manejar la energía que esto genera y que la sepa movilizar para el mayor bien de todos y del consultante. 

Para comprender las constelaciones, creo que es un tema personalmente conectado con el alma y el corazón de la persona, y es una mirada más profunda desde el inconsciente y desde una parte que se hace consciente; pero la realidad es que no siempre lo mejor es racionalizar la constelación. Lo anterior, porque nuestra mente del neurocortex que es un 5% de nuestra capacidad cerebral, es la que siempre está en el pasado o en el futuro, y no está en el presente, por eso desde esta terapéutica sistémica, se trabaja desde el cuerpo, que siempre está en el presente y que nos presenta una fenomenología, eso quiere decir que podemos tener sensaciones en nuestro cuerpo que son totalmente normales, cómo frio, calor, sensación de pesadez o sueño. Y trabaja desde el cerebro limbico que es la parte más inconsciente de nuestro cerebro, adicional de lo que yo llamo un trabajo del alma. 

Así, desde varías teorías se ha explicado que para que exista en la materia primero debió ser una idea, desde la Mayeutica y otras ciencias espirituales, se habla de que el universo es mental; para lo que yo personalmente lo explico, que primero es la energía y luego la materia, lo que vivimos en el presente es un pasado muerto, que se gestó antes y que para realizar trabajos que impacten nuestro mundo material hay que entrar hacia la parte energética y con las constelaciones familiares logramos este propósito. 

Asimismo, se logran hacer ajustes o conexiones energéticas con nuestra alma y consciencia superior, a través de estados meditativos, de momentos de no mente, de conexión con la respiración y con los latidos del corazón. 

Con las constelaciones familiares primero tenemos una configuración del presente que nos da una información del tema o situación que se está trabajando y luego se realizan movimientos del alma que dejan una configuración final energética. Lo que después, permite el movimiento, la verdad hay que confiar en esos movimientos del alma, a veces toman tiempo y otros son más rápido. 

Desde mi punto de vista, todo es perfecto, el tiempo y el momento en que pasan las circunstancias, ya que siempre debemos confiar que nuestra mente solo ve una parte del panorama y una consciencia divina / superior o Dios, ve todo el panorama y conoce todos los pasos, movimientos e implicaciones de los mismos. 

Cuando nos entregamos a esta terapéutica y a comprometernos con un cambio profundo en nuestra vida, realmente nuestra vida cambia y nos empezamos a sentir más alineados a nuestro espíritu, a nuestro verdadero ser y confiamos más en la vida. 

Desde mi trabajo también está la consciencia de la transcendencia y de la muerte, porque hacía ya vamos y es parte del trabajo del alma, para vivir una vida mejor encaminada hacia la tranquilidad de ese suceso.